Tras diecisiete años enseñando lenguas extranjeras tanto a niños como a adultos y adolescentes, me voy haciendo unas reflexiones que quisiera compartir con vosotros.
Me llama mucho la atención el hecho de que haya tantas academias de idiomas como bancos, además del despliegue de inglés en la enseñanza obligatoria y eso ya a partir de los tres o cuatro años.
Celebro el interés por las lenguas, más específicamente por el inglés en este país, después de décadas fomentando únicamente el castellano, como si un solo idioma fuera suficiente y deseable.
No os venderé aquí la moto de "¡Aprended idiomas!" y todas sus ventajas, eso será para otro artículo.
Hoy me dedicaré más bien a poner en tela de juicio el negocio que se ha creado alrededor de este fenómeno y dar mi modesta y, sin embargo, profesional opinión.
Hace ya unos años que el gobierno de la Generalitat ha decidido dar más protagonismo a la enseñanza de inglés, de aquí la multitud de academias de idiomas que han florecido, prometiendo todas El Método para conseguir esta meta: chapurrear el inglés. Genial...
Mi pregunta: ¿Esto funciona? Respuesta... No mucho.
Primero tengo que decir que sí funciona en cuanto a ayudar a los alumnos a pasar un examen, cosa que es útil, no lo niego.
Después os diré que puede funcionar para los de siempre: la gente que quiere estudiar, aprender y esforzarse.
Pero ¿promueve realmente el bilingüismo (meta muy idealista)? o, como mínimo, ¿fomenta una práctica fluida del inglés oral a todos los niveles de la sociedad? Para nada. Y lo siento en el alma, pero yo también he trabajado en academias y escuelas - que no se diga. Pero hablen un inglés normal con un estudiante de estas academias y os dirá "A mí, como si me hablaras en chino".
Me diréis que los profesores de la enseñanza obligatoria, al no ser nativos, no valen. Podría daros un montón de argumentos (eso para otro artículo, también) para demostrar lo contrario, que el nativo no significa necesariamente una ventaja y el no nativo un desastre.
Los hay que nos hacen creer que una estancia de unos meses en el país extranjero nos hará hablar perfectamente el idioma en cuestión. Tal vez... Sin embargo, conozco a gente que lo hizo y que siguen sin aprender, que conste.
Son muchos los factores y todos nos tenemos que reinventar y evaluar para mejorar, pero una cosa está clara: jamás vais a aprender una lengua sin voluntad.
No obstante, lo que yo aconsejaría a cualquiera que me preguntara lo que podría hacer para que sus hijos se abrieran a las lenguas sería: crear un puente en casa.
Otra vez estamos en las misma, pensaréis. Esta mujer nos está diciendo que sólo un políglota o un profesor de lengua puede ayudar a su hija a abrirse a las lenguas.
Pues, no señor... Ni falta que hace.
Me explico: Un niño, hasta aproximadamente los cinco o seis años no tiene un bloqueo total a otras lenguas. Les solemos llamar esponjas (que tampoco) pero, efectivamente, no suelen rechazar otra manera de hablar y se adaptan a ella con más o menos facilidad. Dicho eso, no os estoy aconsejando de poner a vuestro tesoro en una de las guarderías en inglés para bebés de cuatro meses ni tampoco de hablarle en inglés si no sois nativos. Estoy simplemente diciendo que si en casa se ha abierto el camino a la otra lengua, sea cual sea, el niño la identificará como familiar y la aceptará mejor (no como si fuera chino, ya entendéis). Una buena manera sería ponerles la tele en inglés (o en la lengua que sea).
Seguro que varias veces habéis oído esta afirmación sobre los portugueses, que tienen un buen inglés porque oyen las pelis en versión original. Pues por allí voy. Cualquiera que posea un PC o un lector DVD lo puede hacer, tampoco es tan complicado.
Mi hijo mayor empezó a escuchar la tele en casa desde bebé y eso en 5 lenguas distintas (catalán, castellano, francés, inglés y holandés). Creciendo, alrededor de los cinco o seis años, manifestó su preferencia por algunas (las tres primeras, habladas en casa) pero se le podía poner programas en alemán y, además, él mismo sentía curiosidad por escuchar La Bella Durmiente en euskera y árabe, tachando las lenguas románicas de demasiado fáciles.
Eso no hace de él un políglota del todo, es "solo" trilingüe pero tiene un oído estupendo, curiosidad por los otros idiomas y no se bloquea con facilidad. Es más, cuando juega con niños ingleses, habla inglés con ellos.
Preciso que no es el mejor de la clase en inglés, que no es ningún genio y que no va a ninguna academia de lenguas.
A eso me refiero cuando hablo de un puente: que la familia, a su manera, respalde la lengua que se deba aprender, escuchándola, sin menospreciarla, nunca.
Digo sin menosprecio, porque, implícitamente (o no tanto) hay lenguas que no aprobamos por razones políticas o ideológicas. Es fundamental, en mi opinión, no decir a sus vástagos "Esa lengua que aprendes es inútil" por que es la mejor manera de que el aprendizaje lingüístico resulte un desastre.
Dejarles oír varias lenguas desde el principio les abre ventanas hacia el mundo sin esfuerzo y, además, es gratis (o casi). Una mentalidad abierta es la mejor herramienta que podemos trasmitirles ¡para que le chino no suene tanto a chino!
martes, 18 de noviembre de 2014
A mi, como si me hablaras en chino
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